Al final de la interminable etapa de ayer, pudimos descansar estupendamente en una especie de bungalow para nostros solos, a la orilla de un lago.
Nos hemos levantado temprano. He salido a correr un rato y luego hemos recogido y estbamos en marcha a las nueve rumbo a Roanne, cerca de Lyon.
Hemos empezado estupendamente, por carreteras secundarias, un poco encapotado, y temperatura de 22 grados. Pero a las 12 se nos ha acabado el chollo. Las nubes han desaparecido y el termometro ha empezado a subir. Ha marcado 43 grados. Un horror. Tanto es asi, que cada hora teniamos que parar a refrescarnos y quitarnos los cascos y las chaquetas. Eso ha hecho que una etapa que habiamos planificado como corta, de unos 525 km, se hiciera interminable empleando casi 11 horas en llegar.
Nos esperaba una ciudad con su encanto, atravesada por el canal del Loira, poblado de barcazas.
Como era tarde, hemos comprado algo en el Lidl y nos lo hemos todado en el hotel, junto con unas cervezas mientras planificabamos la etapa de mañana.
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